Constituye el 10% de los casos de lupus y afecta la piel de la cara, las orejas y el cuero cabelludo. Descubrí sus diferencias con el lupus eritematoso sistémico.
El lupus eritematoso discoide (LED) es una enfermedad autoinmune crónica que afecta la piel y las mucosas de la cabeza expuestas al sol. Este tipo de lupus localizado se diferencia del lupus cutáneo subagudo, donde también aparecen ampollas o llagas en el torso, y del lupus eritematoso sistémico (LES), que compromete a diversos órganos del cuerpo en forma extendida.
Tanto en el lupus discoide como en el cutáneo subagudo, la inflamación de la piel se vuelve crónica y, a veces, severa. Sin embargo, estos tipos no afectan órganos internos, como sí lo hace el más conocido y frecuente lupus eritematoso sistémico. Se estima que el 70% de los pacientes con lupus tienen la variedad sistémica, mientras que el 10% sufren la forma discoide o local y un 15% padecen el tipo de lupus cutáneo subagudo.
En el lupus existe una alteración del sistema inmunológico del organismo, que lo lleva a atacar a sus propias células cutáneas (de la piel). El síntoma más característico es la erupción rojiza en la cara, en forma de mariposa, pero también pueden aparecer otros síntomas (dolores articulares y en el pecho, hinchazón en las piernas o alrededor de los ojos, pérdida del cabello, fatiga, etc).
Si bien no se conoce su causa, el lupus discoide presenta pápulas (pequeños bultos sólidos) y placas rojizas redondas en la cara, las orejas y el cuero cabelludo, que se descaman. Un pequeño grupo de los pacientes con lupus discoide (hasta 17%) puede desarrollar con los años un lupus eritematoso sistémico, pero no es lo más frecuente. En cuanto al lupus subagudo, se caracteriza por las placas rojizas de forma anular en el cuello, el torso y los brazos.
Trastorno autoinmune
El lupus es conocido como “el gran imitador” porque sus síntomas imitan a muchas otras enfermedades. Los síntomas del lupus pueden ser poco claros, o pueden aparecer y desaparecer, y también pueden cambiar.
El lupus discoide (con erupciones rojizas en forma de disco en la cara y lesiones blancas o rojas en la mucosa de la boca) es mucho más frecuente en mujeres que en hombres y aparece entre los 15 y los 44 años. Aunque los pacientes tienen probablemente una predisposición genética a padecerlo, la luz solar es sin dudas un factor preponderante en su manifestación. También las hormonas femeninas parecen cumplir un rol en su origen. Las mujeres afroamericanas e hispanas tienen más riesgo de padecer lupus crónico que otras.
La hipótesis más aceptada sobre cómo se produce el lupus cutáneo es que, tras una exposición al sol, una infección o una situación de stress, los queratinocitos de la capa superficial de la piel producen proteínas de choque térmico y citoquinas que terminan activando a los linfocitos T defensores y a otras células inmunológicas. La reacción anómala de estos glóbulos blancos produce finalmente una inflamación local de la piel (lupus discoide) o generalizada en diversos órganos, como el corazón y el riñón (lupus sistémico).
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Diagnóstico difícil
El diagnóstico del lupus discoide o crónico no siempre es sencillo pero lo pueden hacer clínicamente dermatólogos o reumatólogos a partir de las lesiones cutáneas en la cara. Si es necesario, se puede recurrir a una biopsia del tejido afectado. Y existen tests que pueden detectar en la sangre anticuerpos autoinmunes (ANA, anti dsDNA) típicos.
Se estima que un tercio de los pacientes con lupus crónico o discoide son ANA positivos. En las personas con lupus eritematoso subagudo, frecuentemente se encuentran anticuerpos anti Ro. Pero algunos lupus cutáneos son causados por medicamentos, y los síntomas desaparecen cuando los fármacos se suspenden.
Aunque el pronóstico del lupus discoide es benigno, es un trastorno crónico que puede generar lesiones de forma redonda (discoide) con escamas en la cara y en el cuero cabelludo, cicatrices desfigurantes, una intensa fatiga, pérdida del cabello, dolores y picazón en las lesiones, además de depresión o ansiedad.
El tratamiento consiste generalmente en corticoides tópicos u orales, o fármacos antipalúdicos. Cuando éstos no dan resultado, se administran medicamentos biológicos o nuevas moléculas pequeñas capaces de suprimir o modular las reacciones inmunológicas que conducen a la inflamación crónica. Hoy se investigan nuevos tratamientos que apuntan a disminuir la inflamación sin provocar efectos adversos serios.
Más allá del tratamiento farmacológico, los pacientes deben usar siempre crema protectora solar contra los rayos ultravioletas y sombrero de ala ancha. En primavera y verano es muy importante que eviten exponerse al sol. Por último, es importante que dejen de fumar para evitar brotes de la enfermedad.
Referencias bibliográficas:
Eastham AB, Vleugels RA. Cutaneous Lupus Erythematosus. JAMA Dermatol. 2014;150(3):344. doi:10.1001/jamadermatol.2013.10393
Soto J, Melo-González F et al. Modulation of Immune Cells as a Therapy for Cutaneous Lupus Erythematosus. Int. J. Mol. Sci. 2022, 23(18), 10706; https://doi.org/10.3390/ijms231810706