La esclerosis múltiple en niños y adolescentes, a diferencia de la de adultos se caracteriza por tener mayores brotes. Descubre más acerca de sus síntomas y tratamientos en investigación.
Si bien la esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune que se presenta principalmente en adultos de 20 a 40 años, cada vez se detectan más casos en niños. En el mundo, entre 5 y 10 % de los casos de esclerosis múltiple aparecen en la infancia o adolescencia, especialmente entre los 13 y 16 años.
Con una prevalencia de 1,35 a 2,5 por cada 100.000 niños, la enfermedad se caracteriza por la desmielinización progresiva del sistema nervioso central, lo que interfiere con la transmisión de impulsos nerviosos y afecta movimientos, pensamiento y coordinación.
Esta pérdida de mielina, observable en resonancias magnéticas como placas blanquecinas, es consecuencia del ataque del sistema inmunológico contra las propias células del cuerpo.
Síntomas iniciales y diferencias con adultos
Los niños tienden a padecer una forma de esclerosis múltiple caracterizada por síntomas agudos (brote, recidiva, recaída o exacerbación), separados por etapas de relativa calma (remisión).
Los primeros síntomas que suelen presentar son: visión borrosa, dificultad para mantener el equilibrio, caídas, cansancio, hormigueo en las extremidades, tristeza sin motivo y problemas de memoria.
A diferencia de los adultos, el primer ataque en niños suele ser más severo pero se resuelve mejor, sin dejar secuelas permanentes. Sin embargo, las recaídas son más frecuentes en los niños, especialmente antes de la pubertad, acompañadas de alta inflamación y pérdida neuronal.
¿La esclerosis múltiple es hereditaria?
La esclerosis múltiple pediátrica afecta principalmente a niñas, salvo en los casos diagnosticados antes de la pubertad, donde la prevalencia es similar entre ambos sexos.
Aunque la enfermedad tiene una base genética, no es directamente hereditaria. El riesgo de que un niño con un padre afectado desarrolle la enfermedad es del 2%, debido a una mayor susceptibilidad genética.
Brotes en niños con esclerosis múltiple
Los brotes generalmente se presentan como debilidad en una parte del cuerpo, entumecimiento o parestesias.
La disminución de la agudeza visual, la inestabilidad al caminar y la alteración de la sensibilidad en brazos, tronco o piernas son comunes debido a la inflamación en la médula espinal.
En niños menores de 11 años, los brotes pueden afectar múltiples localizaciones simultáneamente y pueden incluir síntomas como dolor de cabeza, vómitos, disminución del nivel de conciencia e incluso crisis epilépticas.
La importancia del diagnóstico precoz
El diagnóstico de la esclerosis múltiple pediátrica es complejo y requiere diferenciarla de otras enfermedades neurológicas. Las imágenes de resonancia magnética son esenciales para identificar las lesiones en el sistema nervioso central, junto con análisis de líquido cefalorraquídeo y revisiones clínicas exhaustivas.
Un diagnóstico temprano es fundamental para iniciar un tratamiento adecuado que pueda modificar el curso de la enfermedad y prevenir la discapacidad física y el deterioro cognitivo.
Tratamientos innovadores
Los brotes en niños se tratan con altas dosis de glucocorticoides intravenosos, similar al tratamiento en adultos. Sin embargo, debido a la mayor actividad de la enfermedad en los primeros años, es crucial iniciar tratamientos modificadores de la enfermedad lo antes posible.
En el pasado, los tratamientos específicos para la esclerosis múltiple pediátrica eran limitados. Hoy en día, se están investigando tratamientos avanzados como el ocrelizumab, un anticuerpo monoclonal aprobado para adultos que se infunde dos veces al año.
Estos tratamientos innovadores ofrecen esperanza para mejorar el manejo de la enfermedad en niños, previniendo la discapacidad y mejorando la calidad de vida.
Más información sobre el estudioNovedoso estudio en investigación para niños y adolescentes
En Latinoamérica estudian un novedoso medicamento para esclerosis múltiple infantil y adolescente, que podría reducir los brotes y controlar los síntomas.
El estudio de fase 3 en niños y adolescentes comparará la efectividad y la seguridad del anticuerpo monoclonal ocrelizumab versus el fingolimod, una molécula pequeña que ya ha sido autorizada para la esclerosis múltiple pediátrica.
Ambos fármacos tienen mecanismos de acción diferentes para reducir las recaídas típicas de la enfermedad. Mientras el fingolimod se toma por vía oral todos los días, el ocrelizumab se infunde por vena dos veces por año.
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El ensayo clínico OPERETTA se realiza en múltiples centros de todo el mundo, y también en Argentina, Brasil y México. En este experimento, se convoca a 233 niños mayores de 10 a 17 años con diagnóstico de esclerosis múltiple.
Más información sobre el estudioLa esclerosis múltiple en niños y adolescentes representa un desafío significativo debido a la necesidad de un diagnóstico preciso y un tratamiento precoz y eficaz.
La investigación continúa avanzando, y los tratamientos innovadores ofrecen esperanza para mejorar el manejo de esta enfermedad en niños, reduciendo los brotes y minimizando la discapacidad a largo plazo.
Con un enfoque multidisciplinario y tratamientos personalizados, los médicos están mejor preparados para abordar esta compleja enfermedad y mejorar la calidad de vida de los jóvenes pacientes.
Referencias bibliográficas:
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