Descubre la historia de Ricardo Goldberger y su lucha contra el cáncer de vejiga: desde los primeros síntomas hasta su recuperación. Conoce su experiencia, impacto emocional y la importancia de la detección temprana.
Ricardo Goldberger, de 67 años, comparte en esta entrevista su experiencia con el cáncer de vejiga: desde los primeros síntomas hasta su proceso de recuperación, pasando por el impacto emocional y el apoyo de sus seres queridos.
Cómo empezaron los síntomas del cáncer de vejiga
Ricardo siempre estuvo atento a su salud, especialmente por sus antecedentes familiares de cáncer de próstata. “Desde los 50 años comencé a realizarme chequeos regulares con urólogos. Durante mucho tiempo no hubo ningún problema, pero luego tuve un cambio de obra social que me dejó unos tres años sin cobertura médica. Durante ese tiempo empecé a notar algunos síntomas relacionados con la próstata. Cuando finalmente recuperé la cobertura, pasó un año más hasta que consulté con un médico.”
Cuando por fin logró hacerse los estudios necesarios, los resultados no fueron los esperados. “Me realizaron una ecografía donde detectaron pólipos en la vejiga. Ya había tenido pólipos en el intestino, que siempre resultaron benignos, y creía que estos también lo serían. Lo que no sabía es que el 90% de los pólipos vesicales son malignos.”
Diagnóstico y primeras cirugías del cáncer de vejiga
El diagnóstico de cáncer de vejiga llegó de manera inesperada y sin la adecuada comunicación médica, según Ricardo. “En febrero de 2020 tuve mi primera operación transuretral para la resección de los pólipos. Me enteré de que eran malignos al leer la epicrisis mientras realizaba los trámites de alta en la obra social. Fue un momento terrible, ya que el médico no me había informado de esto.”
Tras la sorpresa inicial, Ricardo tomó la decisión de cambiar de especialista y buscar una segunda opinión. “Tuve otra operación en marzo de 2020, justo antes del inicio de la pandemia. En ese momento cambié de médico porque no confiaba en el anterior. Mi nuevo médico sugirió realizar una segunda opinión sobre la anatomía patológica en el Hospital Curie, ya que había contradicciones en los resultados. El diagnóstico final fue menos agresivo de lo que inicialmente se pensó.”
A pesar de las dificultades impuestas por la pandemia, su tratamiento continuó. “Me operaron dos veces más en 2020, en junio y noviembre, y desde entonces no he tenido recurrencias. En enero de 2021 hice un tratamiento local y, desde entonces, las cistoscopías han sido negativas. Ahora estoy en el cuarto año de seguimiento y, si todo sigue así, pronto me considerarán en remisión.”
Vivir el tratamiento durante la pandemia
El contexto de la pandemia hizo que la experiencia hospitalaria fuera aún más desafiante. “Las operaciones durante la pandemia fueron solitarias. Si bien recibí visitas puntuales de mi esposa y un amigo médico, el tiempo de internación fue breve porque las cirugías eran transuretrales. Me daban el alta al día siguiente o a los dos días, con una sonda colocada que retiraban unos días después.”
A pesar de estos obstáculos, Ricardo resalta la calidad de la atención recibida. “A pesar de las dificultades, nunca me faltó nada. La atención fue excelente, con protocolos estrictos y disponibilidad de insumos y medicamentos. Reivindico mucho la salud pública, tanto por mi experiencia personal como por la de familiares que también recibieron atenciones de calidad.”
Impacto emocional y personal del cáncer de vejiga
El diagnóstico tuvo un fuerte impacto emocional, pero Ricardo encontró una forma de afrontarlo. “Cuando recibí el diagnóstico, volviendo a casa con mi esposa, la abracé y lloré durante diez minutos. Fue un momento catártico que me ayudó a enfrentar la situación. Desde entonces, decidí asumir el diagnóstico con claridad: tengo cáncer, estoy en tratamiento, pero no soy un ‘canceroso’.”
También lo llevó a reflexionar sobre sus deseos postergados. “Quería aprender a tocar la batería desde la adolescencia, pero la pandemia y otras circunstancias me lo impidieron. Aún así, considero que nunca es tarde para cumplir esos deseos.”
Relación con familiares y amigos
El apoyo de su esposa fue fundamental en todo el proceso. “Mi principal apoyo fue mi esposa. Mi hermano, aunque preocupado, tiende a centrarse en sus propios problemas, lo cual resultó un alivio porque no tuve que cargar con su ansiedad. Con mis amigos fui muy directo al contarles sobre el diagnóstico. Incluso organicé una merienda para hablar del tema. No lo oculté, pero tampoco lo dramatizé.”
Para Ricardo, el cáncer de vejiga ha sido un camino de aprendizaje y resiliencia. “Mi experiencia con el cáncer de vejiga ha sido un aprendizaje constante. A pesar de los momentos difíciles, he recibido una excelente atención médica y emocional, y he aprendido a valorar más la vida y las cosas que realmente importan.”