Descubre la historia de Fiorella Gagliardi, paciente de cáncer de mama, quien comparte su experiencia desde el diagnóstico hasta el tratamiento y la importancia del apoyo emocional.
En esta entrevista, Fiorella Gagliardi comparte su historia con el cáncer de mama: desde el primer síntoma hasta su camino de lucha, resiliencia y concienciación sobre la enfermedad. El cáncer de mama es una de las enfermedades más frecuentes en mujeres de todo el mundo. La detección temprana y el acceso a tratamientos adecuados pueden marcar la diferencia.
En 2019, Fiorella Gagliardi descubrió un bulto en su mama durante una autoexploración, apenas ocho meses después de una mamografía normal. “Pensé que podría ser un bultito de grasa, pero decidí controlarme”, relata. Sin embargo, los tiempos de espera para una consulta fueron largos: “Los turnos tardaron aproximadamente dos meses, de junio a agosto, hasta que pude ver a un médico”. Finalmente, fue derivada a un mastólogo, quien confirmó la sospecha de algo más serio.
El impacto del diagnóstico de cáncer de mama
Recibir la noticia fue un golpe duro, especialmente por la forma en que le fue comunicada. “Me dieron el diagnóstico por WhatsApp porque mi médico estaba de vacaciones. Estaba en la calle cuando recibí el mensaje, fue muy impactante”, cuenta. En ese momento, el miedo se apoderó de ella, principalmente por su hijo de cuatro años.
Sin embargo, una frase de otro especialista le marcó el camino a seguir: “Tenés cáncer, llorá, gritá, hacé lo que necesites, pero después ponete las pilas porque el tratamiento depende de vos”.
La lucha durante el tratamiento
El tratamiento trajo consigo varios desafíos. Uno de los más difíciles fue la pérdida del cabello: “Tenía el cabello muy largo y me costó mucho aceptarlo”. Aunque su prima le consiguió una peluca, optó por usar pañuelos. “Mi papá, que ya era mayor, también lo vivió con dificultad. Verme sin pelo lo impactaba”.
Durante la pandemia, la situación se volvió más complicada. “Me tocó hacer radioterapia en plena cuarentena. Tenía que ir sola y, al volver a casa, lavarme la ropa inmediatamente. Fue un proceso muy solitario”.
Explicarle el diagnóstico a su hijo
Desde el primer momento, Fiorella decidió hablar con su hijo sobre lo que estaba ocurriendo. “Tuve el apoyo de una psicooncóloga que me guió para explicarle qué era el tratamiento y qué iba a pasar”. Sorprendentemente, él lo tomó mejor que muchos adultos. “Cuando comencé a recuperarme, él notaba los cambios y me decía cosas como ‘mamá, ya podés correr’. Fue muy atento a mi progreso”.
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Redes de apoyo y acompañamiento familiar
El apoyo emocional resultó clave para atravesar la enfermedad. “Mi principal motivación fue mi hijo Franco. Todo lo hacía pensando en él”. Aunque descubrió los grupos de pacientes recién al final de su tratamiento, considera fundamental que los médicos informen sobre estas redes desde el principio.
Para los familiares, da un consejo clave: “Es fundamental acompañar y preguntar cómo pueden ayudar, sin miedo a hablar sobre la enfermedad o incluso sobre la muerte”. Además, enfatiza la importancia de que ellos también busquen apoyo emocional.
Acceso a tratamientos en Argentina para el cáncer de mama
Según Fiorella, el acceso a los tratamientos en Argentina tiene grandes desigualdades. “Si no tenés una prepaga, el acceso puede ser muy complicado. Hay mucha diferencia entre Capital Federal y el interior del país”. También destaca la falta de información sobre ensayos clínicos: “Yo me enteré de su existencia cuando ya presidía una entidad”. Considera que se necesita mayor difusión y acceso a estos recursos.
Perspectiva actual sobre el cáncer de mama
Hoy, Fiorella busca desmitificar el cáncer de mama. “Existe un gran estigma en torno al cáncer. La palabra misma genera miedo. Algunos ni siquiera la mencionan”. Sin embargo, su experiencia le permitió entender que “si se detecta a tiempo, puede ser tratable”. Por eso, insiste en la importancia de la concientización y los controles médicos regulares.
Su historia es un testimonio de resiliencia, información y lucha. Fiorella demuestra que enfrentar el cáncer de mama con valentía y apoyo puede hacer una gran diferencia en el proceso de recuperación.