Conoce la historia de Sammy Basso, el paciente que inspiró la película protagonizada por Brad Pitt. Sammy no solo enfrentó la progeria, sino que decidió convertirse en científico para investigar una cura para esta rara enfermedad que acelera el envejecimiento.
¿Recuerdas la película El curioso caso de Benjamin Button? Esta famosa historia ficticia sobre un hombre que envejecía al revés fue inspirada en una condición real, aunque el caso sea una dramatización. Esta condición en la vida real se llama progeria, una enfermedad genética extremadamente rara que acelera el envejecimiento de quienes la padecen entre cinco y diez veces más rápido que en una persona sin esta alteración. La progeria afecta aproximadamente a 1 de cada 20 millones de personas, y, hasta la fecha, se han identificado 206 casos en 52 países.
Sammy Basso: Un referente en la investigación de la progeria
Sammy Basso, quien falleció el 7 de octubre a los 28 años, fue la persona con progeria más longeva conocida y un incansable defensor de la investigación de esta enfermedad. Sammy no solo vivió con progeria, sino que dedicó su vida a comprenderla y buscar soluciones para ella. Como científico y paciente, expresó una filosofía inspiradora:
“Ser paciente y científico me ha ayudado a entender que ambas cosas están ligadas. Y que la ciencia es mi única esperanza.”
Sammy fue un ejemplo de cómo la ciencia y la determinación pueden transformar una vida. Desde pequeño, tuvo claro que para sobrevivir y avanzar hacia una cura para la progeria era necesario apoyar la investigación. Contaba que al nacer, nadie conocía nada de esta rara enfermedad, pero que hoy, gracias a los esfuerzos de la comunidad científica, se está más cerca que nunca de una cura efectiva. Él dijo:
“El objetivo es llegar a reescribir la parte del ADN que provoca la enfermedad. Las pruebas con pacientes podrían empezar muy pronto.”
Tratamientos y el futuro de la edición genética
Hasta ahora, los tratamientos farmacológicos disponibles para la progeria ayudan a reducir algunos de los síntomas, pero no logran curar la enfermedad. Gracias a los avances en la edición genética, técnicas que permiten cortar o corregir genes alterados están en desarrollo y podrían ofrecer una gran alternativa para quienes viven con progeria.
Como Sammy expresó en una de sus últimas entrevistas:
“El ADN es parte de nosotros, pero podemos corregirlo. Tenemos la responsabilidad de hacer del mundo un lugar mejor y también de hacer de nuestro cuerpo un organismo mejor, porque disponemos de las herramientas para ello.”
Actualmente, los ensayos clínicos avanzan para tratar el síndrome de Hutchinson-Gilford, abriendo caminos que podrían revolucionar los tratamientos actuales para la progeria y mejorar la calidad de vida de los pacientes.