La ciencia ha avanzado hacia la supresión total del VIH, pero el desafío ahora es eliminar los reservorios del virus y garantizar que los tratamientos lleguen a todas las personas seropositivas.
El virus VIH, que provoca el síndrome conocido como SIDA, ya casi cumple cuatro décadas dando vueltas al mundo. Pero mientras algunos le auguran poco tiempo más -el objetivo mundial es eliminar las nuevas infecciones para el año 2030-, otros dicen que todavía el VIH seguirá constituyendo una pandemia.
Actualmente hay 39 millones de personas en el mundo infectadas con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Existen más de 30 drogas que pueden tratarlos con eficacia y baja toxicidad, pero todavía hay 9 millones de personas que no acceden a ellas, en su mayoría mujeres de los países africanos por debajo del Sahara.
VIH: Enfermedad tratable
El desafío hoy es lograr que todos los individuos positivos al VIH puedan acceder a los medicamentos antivirales, de modo de tornar indetectable al virus en la sangre. Es que indetectable significa incontagiable. Además, es preciso mantener el tratamiento en forma indefinida, crónica. De otro modo, el virus latente se reactiva y puede dar lugar a la enfermedad o a alguna de sus comorbilidades, como las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Considerada al principio una enfermedad mortal que afectaba a los varones homosexuales, hoy se sabe que el virus puede afectar a cualquier género y se transmite no sólo por el sexo sino también a través de drogas intravenosas. Con todo, el SIDA sigue siendo 11 veces más frecuente en los hombres que tienen intimidad con hombres y 4 veces más prevalente en los trabajadores sexuales que en la población general de 15 a 49 años.
Afortunadamente, el incesante desarrollo de medicamentos logró frenar la evolución de la enfermedad y, mientras los virus no se tornen resistentes a las mismas, los pacientes pueden vivir bien hasta la tercera edad e, incluso, no contagiar a sus parejas sexuales. La clave está en mantener indetectable al virus mediante los medicamentos antirretrovirales. Cuando una persona presenta supresión del VIH (es decir, cuando su carga vírica es de 1000 copias por mililitro o menos de sangre), el riesgo de que transmita el virus es insignificante o casi nulo.
Desafíos pendientes para el VIH y el SIDA
Más de 20 millones de personas han salvado sus vidas en las últimas tres décadas gracias a las drogas antirretrovirales, incluyendo a 3 millones de niños, según ONUSIDA. En los últimos años, la opción de recibir píldoras diarias, inyecciones mensuales y hasta semestrales revolucionó el tratamiento del VIH-Sida. También la posibilidad de hacer un tratamiento preventivo con drogas (Prep) o recibir un cóctel de fármacos después de la exposición al virus durante el sexo (Pep) cambiaron drásticamente el panorama.
Pero todavía no hay una cura para el SIDA y muere una persona por minuto debido a esta enfermedad. En 2022, se produjeron 110.000 nuevas infecciones anuales en América Latina. La culpa es, básicamente, de la capacidad de mutación del virus y de su habilidad para “esconderse” en ciertas partes del cuerpo. Pero también de la falta de diagnóstico temprano y de acceso constante a la terapia efectiva.
La Organización Mundial de la Salud insiste con proveer tests rápidos que puedan ser autoadministrados antes de las relaciones sexuales. También advierte que el riesgo de internación y muerte es mayor en las personas HIV positivas que se co-infectan con los virus del COVID y el mpox (viruela símica).
Aunque se ha producido un estancamiento en los progresos conseguidos por la lucha contra la epidemia mundial del Sida tras la pandemia de COVID-19, la OMS asegura que se están restableciendo los servicios con rapidez y algunos países están caminando hacia el fin del Sida.
Australia, Botswana, Eswatini, Rwanda, Tanzanía, Zimbabwe y otros 16 países están cerca de alcanzar las metas mundiales «95/95/95» propuestas por ONUSIDA: diagnosticar el 95% de las infecciones por el VIH, tratar con antirretrovirales el 95% de las infecciones detectadas y conseguir la supresión vírica en el 95% de las personas en tratamiento.
Por último, continúan los esfuerzos por diseñar vacunas preventivas o terapéuticas. Los investigadores estudian los secretos del sistema inmune para mejorar su acción defensiva y evitar la replicación del virus; eliminar los reservorios donde se esconde el virus; y modificar el material genético del organismo o de los linfocitos para combatir al HIV desde adentro, tal como se hace hoy en Inmunoncología. Lo que alguna vez parecía imposible -curar el SIDA- está más cerca que nunca. Es fundamental retomar el camino del entusiasmo y perseguir al virus hasta sus más recónditos escondites, sostienen los expertos.
Referencias bibliográficas
Editorial.(2023) Ending the HIV pandemic: preparing for the future. The Lancet, 2023. Volume 402, Issue 10402, 585. https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(23)01728-2/fulltext
Unaids.(2023) The path to end HIV. 2023 report. https://thepath.unaids.org/wp-content/themes/unaids2023/assets/files/2023_report.pdf
World Health Organization. (2023) The role of HIV viral suppression in improving individual health and reducing transmission: policy brief. Licence: CC BY-NC-SA 3.0 IGO.Xu, S., Sun, L., Liu, X., & Zhan, P. (2023). Opportunities and challenges in new HIV therapeutic discovery: what is the next step? Expert Opinion on Drug Discovery, 18(11), 1195–1199. https://doi.org/10.1080/17460441.2023.2246872