El tratamiento con medicación en en pacientes que padecen esclerodermia no es el único ciudado relevante. También existen hábitos diarios que pueden mejorar la calidad de vida diaria.
Los síntomas de los pacientes con esclerodermia (esclerosis sistémica) producen diversos cambios en el cuerpo, generando algunos visibles y otros internos. Se observan problemas en la piel, endurecimiento en las extremidades, la cara y el tronco. Mientras que también se manifiestan cicatrices, manchas rojas y arañitas venosas en la piel.
La enfermedad puede causar cambios en la apariencia física y discapacidad a edades tempranas. Muchos pacientes tienen que dejar de trabajar e incluso tienen problemas para movilizarse.
Es por ello que no solo es importante que tengan contención y se contacten con grupos de autoayuda para enfrentar las distintas etapas de la enfermedad, sino también conocer los cuidados diarios que ayudan a mejorar la calidad de vida.
Recomendaciones para el día a día como paciente con esclerodermia
- Protección ante los cambios de temperatura
Es importante que el paciente lleve siempre la protección adecuada para resguardarse de los cambios de temperatura. Tener guantes para las manos, medias gruesas o botas con piel adentro, para proteger manos y pies es importante en pacientes con esclerodermia. El frío dispara el fenómeno de Raynaud, por lo que la contracción de los vasos sanguíneos puede generar úlceras en la punta de los dedos, generando consecuencias serias a futuro.
Te podría interesar también: Fenómeno de Raynaud: Todo lo que hay que saber - Hidratación diaria de la piel
Las cremas cumplen un rol fundamenta en los cuidados diarios, porque le brindan a la piel la hidratación que se necesita ante los primeros cambios que se generan. Es importante consultar esto con un médico dermatólogo o el médico que trata al paciente, así se conoce con precisión cuáles son las lociones o cremas a utilizar, que contengan urea y combaten la sequedad severa. - Abandonar el tabaco
Ante las afecciones que le pueden causar al cuerpo la esclerosis sistémica, es importante que el paciente deje de fumar. El tabaco empeora los síntomas en la piel y aumenta el riesgo de complicaciones pulmonares. - Ejercicio y fisioterapia
Ejercitar las zonas afectadas por la enfermedad gracias a la fisioterapia, le permite a los pacientes con esclerodermia movilizar las articulaciones y músculos doloridos. También puede ayudar a contrarrestar la rigidez en la cara y en las manos. - Alimentación equilibrada
La esclerodermia puede afectar el sistema gastrointestinal y muchos pacientes sufren reflujo, acidez estomacal o problemas para tragar. Esto puede generar que adelgacen con rapidez. Es importante evitar la grasa y los fritos, pero mantener una alimentación saludable con proteínas y vitaminas esenciales.
Se recomienda beber jugos o licuados con vegetales y frutas, incorporar yogur, queso cottage, huevos revueltos, pollo con salsas cremosas y pescado a la dieta. Además, conviene comer cada 2 a 4 horas pequeñas porciones. - Evitar el estrés
Las situaciones que pueden disparar en los pacientes con esclerodermia estrés, no son aconsejables. Ya que se el paciente se encuentra vulnerable a sufrir contracciones vasculares y generar el fenómeno de Raynaud, no sólo a nivel de las manos y pies, sino también en todo el cuerpo.
A pesar de los consejos que se pueden aplicar como hábitos en la vida cotidiana de los pacientes con esclerodermia, es fundamental que no abandonen los tratamientos indicados por los médicos.
Aunque la esclerosis sistémica hoy no tiene cura, en muchos casos se puede evitar su progresión y complicaciones, si se siguen rutinas cotidianas saludables en conjunto con el tratamiento farmacológico.
Un nuevo tratamiento en investigación para pacientes con esclerosis sistémica
Científicos desarrollaron un tratamiento innovador que se probó en distintas enfermedades autoinmunes que producen fibrosis y alteraciones vasculares en los órganos.
El objetivo de este tratamiento oral es cambiar el enfoque del tratamiento de los síntomas individuales y abordar el engrosamiento progresivo de los órganos (fibrosis), además del daño a los pequeños vasos sanguíneos que irrigan el sistema respiratorio.
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